Le miro y no puedo creer lo que está pasando, repite ella en silencio, como una oración, como un quejido. Todo ha sido tan confuso y sorprendente, no hay palabras, no las hay.
Él espera que ella pueda entender que más allá de todo, está esta causa que lo arrastra, que lo lidera, que lo subyuga a un destino que no le pertenece. Sabe que el lugar es remoto, que la gente es distinta, pero sin embargo y muy profundamente, siente, cree, afirma, es su causa.
He de dejar todo de lado, vida mía, canta él, al arrullo de la radio. Qué irónico es todo. Qué sincera y a la vez bestial es esta verdad que estaba debajo de este hombre fascinante, divertido, ideal.
Tu sonrisa es todo para mí, dice ella de pronto, rompiendo el pacto de no amarse. Ehhhh! corrige él, ten cuidado. Yo no puedo amarte, yo no puedo amar a nadie. Yo no puedo tener más vida que esta vida que ya elegí…
¿Por cuánto tiempo esta vida te ha elegido? No te das cuenta que los héroes están todos bajo tierra! Cómo puedes ser tan inteligente y a la vez tan imbécil!! ……. Cómo poder gritarle todo esto en su cara, mientras él afina, seguro del silencio de la audiencia, el discurso sobre la Causa y los porqué. ¿A quién quiere engañar?, cuando esto es meramente por un sentido de pertenencia que jamás ha tenido, porque siendo quién es, siempre ha sido repudiado.
Cómo poder pinchar este globo molestoso y abrazarle lentamente y decir, yo soy tu causa…
Nos veremos pronto, dice él, estaremos en contacto. Te dejo mis libros, cuídalos, léelos. Sé que los disfrutarás.
-No más que tu CD de Alan Parson’s Project.
-NO, ese sí que no, por ningún motivo!!, sonríe
Huevón y todo tenía más cueva que alma
Burro, iluso, mezquino. Qué huevón el hombre!