La Guardiana del Cielo

Todos tenemos una persona especial a la que recurrimos siempre que necesitamos algo: cariño, verdad, ayuda, un abrazo, una palabra sincera, una mentira piadosa, un truco, una receta. De alguna mágica forma esta persona especial tiene guardado en el bolsillo todo aquello que necesitamos, en grandes cantidades, por si faltase. Algunos los llaman Amigos.

La Guardiana del Cielo, que es como yo la llamo, siempre ha sabido leer la mente de las personas a las que ayuda, y responder a sus cavilaciones con prosa suave pero directa, con poemas hermosos que no me canso de consultar porqué no ha publicado, con datos de utilidad pública que no me explico cómo caben en su mente, con dulces y galletas, en los excepcionales casos que la pena y el desengaño tocan a su puerta, buscando consuelo y esperanza.

Siempre con el libro que yo he buscado por años, con la técnica que he querido perfeccionar o simplemente con un abrazo sincero y una palabra amable, sólo por las dudas.

Me ha conmovido siempre su historia y su perfecta afición por lo que es correcto, aceptable y humano. Su instinto maternal que traspasa y exuda, sin que se lo proponga y que ,a veces, le parece hasta molestoso.

La Guardiana del Cielo, cuida, quiere, abraza, acompaña y al mismo tiempo, se preocupa, sufre en silencio. Ama con pasión, casi tan enérgica como su voluntad.

Muchas veces me ha comentado que es tedioso ser profesora de la vida, sin embargo, tiendo a pensar que dejamos de ser personas para transformarnos en personajes, raramente y sin una propuesta clara, sólo porque lo parecemos o simplemente porque lo hacemos bien.

El Cielo que ella guarda es del calor del hogar, de las risas compartidas, de las comidas caseras, los abrazos, las preocupaciones por los que amamos, el suave pero cruel ejercicio de dejar crecer a los hijos.  Amar al ser que ha elegido como compañero, con todos sus ángulos agudos y su complejidad, porque se acepta este hecho como parte de la vida. Este Cielo está lleno de no pedir nada a cambio, de calidez , de valor y de mucha dicha.

Ahí llegamos todos sus compinches, buscando precisamente eso. La Guardiana del Cielo ríe, y siempre confiesa que le sorprende y le conmueve. Si todo aquello que ella tiene, se puede encontrar en cada esquina. Pero somos cómodos los seres humanos, y qué diablos! si ella lo hace perfecto, para qué innovar??

cielo

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