Exhibe su voz tentadora, suave y dulce, sus tonos estudiados y correctos, cada vez que habla de negocios, de política o simplemente de la vida. El Consejero tiene la Prudencia a un lado de su escritorio, la Sabiduría al frente y la Belleza escondida en sus cajones porque no quiere ni por un segundo perderla de vista. Por años se han encontrado en el mismo lugar, la misma oficina, el mismo ritmo pausado. Día tras día, sólo con contadas ocasiones que se ausenta y en los que disfruta de secretos placeres que para nadie son relevantes, sólo para él.
Responsable y comprometido, hombre de negocios agudo y certero, juzga con la mirada y rara vez se equivoca, estudia en un instante una propuesta y automáticamente sabe si es buena o una basura enfundada en fino papel. Amante hijo,el mayor de los hermanos de su aclanada familia, cariñoso y preocupado. Jefe amable y considerado, siempre con la palabra correcta, la palmada en la espalda precisa, el regalo indicado, el asenso esperado. Puntal fundamental, existe desde el principio en este universo finito de la empresa que juró defender como suya, aunque claramente no lo es. Mucho ha cambiado desde aquella tarde de otoño que él, siendo sólo un chico, llegó temeroso pero lleno de vigor a hacerse cargo. Porque así es, se hace cargo y cuando se hace cargo todo el mundo respira, porque en sus hombros anchos y fuertes descansa el mundo entero, como Hércules sosteniendo al globo, como el mismo Zeus a cargo de la bóveda celeste.
Muchas veces le han preguntado quién lo sostiene a él y recuerda silencioso la hermosa casa en los bosques, donde ardillas, ciervos y a veces osos curiosos llegan a visitarle. El silencio del lugar vale su peso en oro para el Consejero, que no se cansa de decir que no le importa que esté lejos, que tenga que conducir como un demente, levantándose a las horas más insanas, sólo para llegar a seguir sosteniendo este globo esquivo y desordenado que se caería a pedazos de no contar con él.
Cuando sonríe lo hace desde el fondo de su corazón, que no se cansa de latir todos los días. Existe, desde el fondo de su alma que no se cansa de buscar prudencia y equilibrio. Vive, respirando el aire puro de su bosque encantado, disfrutando la familia sencilla, los placeres hogareños, el día a día, bucólico pero cierto. Sin embargo, el Consejero tiene un secreto, tan bien guardado en su bolsillo, cerquita de su corazón, que nadie, nunca jamás, podría creer que es así. El Consejero ama, como nunca antes y como jamás imaginó. Es un amor de novela, una pasión otoñal que le pasa la cuenta por no haber amado con furia antes en su vida, y que como todas las cosas realmente importantes en la vida del Consejero sucede en el momento equivocado y en el lugar equivocado. La figura que él ama está tan lejos de él como las mismas estrellas, es tan improbable que se vean alguna vez frente a frente como improbable es que broten obeliscos de la tierra. Empezó tan lento y suave este amor, que él no reparó de su existencia hasta verla en una fotografía y darse cuenta que ella era todo lo que había imaginado y más allá. Pero existe este punto débil del Consejero que jamás le ha dejado conseguir la gloria para la que fue destinado y que siempre le ha causado penas y sinsabores.
Este inconveniente no sería un mayor problema de no mediar por la sostenida idea del Consejero que su vida ya es así, que nada puede cambiar y que si cambia también será en las mismas condiciones y por el mismo azar. Tan acostumbrado está a su sino que no se atrevería siquiera a pensar algo al contrario.
Pero por el momento nada de eso importa, porque él AMA, como un chiquillo en plena primavera y la voz de su amada abre las puertas cerradas de su corazón y podría pasar horas sólo escuchando esa voz que es presencia, cuerpo y corazón. Acaricia su foto con cuidado y devoción, imagina hermosos paseos por el bosque y suaves tardes en su hogar. Imagina también algunas otras cosas, pero prefiere obviar esos pensamientos por ahora. Sólo con soñarlo, sólo con soñarlo, el Consejero se llena de alegría y es entonces cuando su risa franca escapa a raudales y hasta luminosa es su figura. Es en ese minuto cuando está precisamente donde debe estar y es el que debe ser.
Pobre tipo.
pucha, hasta a mi me da pena. en fin….
Pobre consejero , seguro terminara sus dias en solitario , una lastima..