Es verano. Tórrido, seco y luminoso . Me despido de mis compañeros de trabajo y lento avanzo en dirección al río. Ese río transparente y verdoso por el reflejo de los árboles que inundan la cañada, que han estado desde tiempo ignotos deshojándose lentamente para crear el barro negro y espeso que está en todas la riberas. El olor de los eucaliptus, añosos, gigantes, pausados, suaves es el olor del río también. Están unidos en una simbiosis colectiva y secreta que da paso a uno para que exista el otro.
Lento me sumerjo en las aguas. A esa hora ya casi no queda nadie y la corriente sonora deja ver las piedras del fondo y refleja perfecto la luz del atardecer. Sólo el río, el sol y yo…. Nado despacio sin hacer ruido, me dejo llevar por la corriente en una escena sensual y de ensueño. Me sumerjo, subo, vuelvo a nadar y vuelvo a sumergirme, lento, saboreando, estirando mis extremidades, dando lentas brazadas. La presencia de este elemento es tan sedante para mí… Disfruto; me acunan las aguas, me arrastran graciosas y sonoras. A lo lejos se escucha un gentío.
Me detengo en la mitad de mi nado y miro fastidiada quién interrumpe mi minuto de unidad con el universo. Hay un festival esa noche y las personas que llegan prueban los equipos de amplificación. Me alejo a un lugar más callado, pero es inútil. De pronto se produce un alegato, aquel que estaba encargado de traer las cintas para probar los equipos las ha olvidado. Necesitan urgente algún disco para equalizar. Hay uno que se ofrece a cantar, pero es desechado al instante. Me pregunta uno de aquellos si tengo algo de música que les pudiera prestar. Me acerco a mi bolso y le alcanzo un gastado cassette. Me mira el tipo y sin que haga comentario alguno, le indico , si no le gusta, me lo devuelve y ya.
Acerca la cinta al de la consola y yo vuelvo al agua. Un último chapuzón antes de regresar caminando cuesta arriba para llegar a mi casa. Aún hace calor. Me sumerjo nuevamente y al sacar mi cabeza del agua suena atronador con la maravillosa acústica del lugar: take this broken wings and learn to fly again learn to live free, when we hear the voices sing the book of love will open up and let us in….No hay más que este minuto mágico con el estéreo a todo volumen, la cadencia de la voz, el suave vaivén del río y la corriente seductora que me arrastra despacito, como me lleva esta música, a un mundo diferente y único. Este día, más que entregar las alas rotas, me encuentro con las mías propias, y reinvento la que he sido, para convertirme en la que soy.
cuanta metafora, me parece que nos estamos inclinando hacia la poesia, jajajja
q te fumaste??????
mentira, esta bueno….jajajajaja