Lecciones de Música

orquesta

La señorita de música acaba de entrar al salón. Luce tan pequeña y suave, parece una niña también, entremedio de su clase. Avanza con la firme decisión de crear un vínculo mayor a cualquier cosa conocida en sus alumnos. Planea darles las herramientas necesarias para romper el tedio y hacerle paso a la esperanza y a los sueños. Planea abrir sus mentes, no sólo a los hermosos sonidos de la más hermosa música de todos los tiempos, sino hacia la hermosa verdad de que la vida es todo aquello que nosotros, como seres humanos, somos capaces de crear.

Ahi está Mozart, Beethoven, Schubert, Vivaldi y tantos otros que dentro de su genialidad, fueron humanos también, sufrieron, lloraron, fracasaron, vivieron el abandono, el olvido y sin embargo, fueron grandes, tan grandes como es esta inmensidad, y tan fantásticos que en este lugar precioso, tan lejos de sus patrias,  justo a los pies de las montañas, al otro lado del mar,  se escuchan sus acordes, bellos, inigualables, mágicos.

Esa magia es la que busca la señorita de música, en cada uno de sus alumnos. Esa magia escondida en cada uno de sus corazones y que brilla a través de sus ojos soñolientos, asustados e incrédulos.

Es difícil romper el tedio. Es arduo y trabajoso convercerles día a día que ellos son los compositores de su propia melodía, que ellos son los únicos que conocen su ritmo y sus propios acordes. Que la vida está llena de sonidos hermosos y que son ellos los que deben descubrirlos. Beethoven decía que cada sonido en el universo era el susurro de Dios. Ella espera que sus alumnos también puedan tener esa comunión con el Creador. Sólo basta prestar atención, tener el alma preparada, el corazón henchido de paz, de quietud y de felicidad.

Cuesta explicarles que la naturaleza de la vida es tan diversa. Incluso ella muchas veces se complica de entender este hecho, pero insiste. Están tan ligados a la tierra que les ha visto nacer a ellos y a muchas generaciones antes que ellos, a este ambiente indómito y cruel, pero innegablemente hermoso y saludable. La agricultura les arrastra a una vida muchas veces embrutecida por la soledad, el aislamiento, los elementos y la desesperanza que provoca aquello que escapa a nuestro propio control. No ven las recompensas, no esperan los frutos, sólo ven el trabajo, muchas veces ingrato y aplastante. No ven, como el padre de la señorita de música, el premio al esfuerzo desplegado en cada cosecha, la lección de humildad aprendida en cada planta que no llegó a fructificar y la fuerza de los elementos y de la misma tierra en cada flor que se abre maravillosa para premiarle con sus colores y su aroma.

La señorita quisiera explicarles con palabras que lo que hay en cada uno de sus corazones es un pequeño campo lleno de flores, que es necesario cultivar. La música es sin duda el mejor fertilizante. La esperanza es el mejor rayo de sol. Quisiera decirles tantas cosas, pero a la vuelta de los días, sólo ve caras impertérritas, hipnotizadas con cualquier otro estímulo menos su clase y siente la desdicha en su interior. Siente que corre sola esta carrera y que por más esfuerzos que haga no conseguirá motivarles. Está a punto de tirar la toalla y sumergirse en el hastío.

Es la celebración del Dia del Maestro. Su pequeño curso no la verá ese día, sólo algunos le saludaran en los pasillos con un cortés «feliz día señorita». Hay algunas modestas manifestaciones en el establecimiento y el día termina, tan pronto como los anteriores.

Al inicio de la semana, la primera clase con ellos, la energía renovada, la esperanza puesta en su sitio, las ganas de nuevo al frente, entra al salón, como de costumbre. Un ¡¡¡sorpresa!!! le asusta y le sorprende con una felicidad inmensa e inesperada. Su clase se ha organizado, han logrado vencer su abulia y juntar sus voluntades con un solo fin, celebrar a la tierna señorita con un pequeño cóctel, hecho con cariño y buenas intenciones. Las mesas ordenadas con las cosas de comer, le parecerán el más elegante banquete al que ha sido invitada jamás. Les mira con profunda emoción, observa cada uno de sus rostros, comparte con ellos la felicidad del momento y descubre que los acordes están ahí, el ritmo está ahí, la canción está completándose. Sólo falta seguir practicando.

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4 comentarios en “Lecciones de Música

  1. Pucha, es como si hubieses estado ahí… que lindo se lee.. ojala que de aquí a 4º pueda lograr mas que una organización de ese tipo.
    Gracias, es solo un pequeño comienzo…

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