Regresa, él regresa. No se han visto en al menos cinco años. Hablan de lo mismo que siempre han hablado; sin embargo, no se conectan, hay gravedad en los comentarios, un desacople molesto y continuo. Quería verte porque eres mi razón, piensa ella antes de iniciar el diálogo por tercera vez. Quiero escucharte, porque eres mi aire, pero te enrareces y acabas en el suelo, al final de mis imágenes favoritas, como si no fueras nadie.
¿Tanto ha sucedido? ¿Tan disímil ha sido nuestro evolucionar? ¿O te has vuelto demasiado predecible como lo pensé en un principio? ¿Es esta mi luz? ¿eres tú el que me solía sorprender y mantener el arrobo en mi ser por más tiempo que el que duraba tu olor en mi cuerpo?
Ha pasado mucho tiempo, dice él por toda respuesta a la maraña de preguntas que brotan, complicándole a ella más de lo que quisiera. Pierde el hilo de la conversación, se confunde en las palabras, bosteza, se desconcentra. Trata de mirar por dónde se ha ido la fantasía y de dónde ha llegado este ser, que sin duda es parecido, sin embargo, ya no es el mismo.
Se sorprende, nuevamente, mirando por la ventana. Descubre la cortina raída. ¿Desde cuándo estuvo así? La casa cayendo de vieja, fría, imperfecta, sin embargo con su aroma y sus libros regados por doquier. Hace un nuevo esfuerzo, un nuevo intento, pero nada. Nada de nada.
Suele pasar en una pareja cuando es uno sólo el que avanza, el que ayer era tu mitad y complemento, se torna ajeno porque se quedó muy atras
Que lata, pero muchas veces pasa así, es lo que hay.
Como relato muy bueno,como realidad no.-
bei, ni cachaba lo que tenia. bueno a veces pasa, la rutina, las preocupaciones, todo eso juega en contra. triste….