Mi Amigohermanoamante

Nos conocimos una noche fría de invierno, cuando la fiesta estaba acabando y la lengua se volvía floja y molesta, los párpados se cerraban y reparábamos o en los vasos medio llenos o en nuestras palabras que no iban a ninguna parte. Sólo nuestros ojos se topaban en miradas con segundas intenciones. Nos fuimos juntos y en la escarcha nos amamos, entre la leña húmeda, mientras el amanecer se abría paso lentamente, y lentamente nos ibamos viendo más enteros, menos mareados, más en esta tierra.

Me despediste con un beso largo y sin soltarme de tu abrazo, apoyados contra un cerco viejo y que emanaba el vaho del deshielo. Nos separamos finalmente y seguimos viviendo nuestras vidas. Te convertiste en mi amigohermanoamante de una forma extraña y sin que yo lo decidiera. Era hermoso poder descubrirte en tus pensamientos, poder adivinar tus filosofías y olerte en tus libros y discos. Eras mi amigo, más que nada otro y podía confiar en tu criterio, tu lealtad, tu tino, tus buenos consejos y tu punto de vista siempre agudo, directo y sincero. Eras mi energía y muchas cosas aprendí a desarrollarlas pensando cómo lo hubieras hecho tú. Me hiciste libre y borraste de mi mente prejuicios, culpas y supersticiones encerradas en el inconsciente colectivo de esta nación.

Siempre fuiste mi punto de referencia, mi alter ego, mi corazón. Hubieron otros maestros en mi vida, pero nadie tan perenne como tú. Separamos nuestros caminos, porque la vida da esa posibilidad y aún estando al otro lado del mar, te recordaba. Eras una constante compleja pero dulce, extraña pero necesaria.

Nos fuimos distanciando con los años y mi vida se tornó difícil y abrupta. Crecí de la mano de experiencias poco placenteras y que jamás hubiera querido para mí. Sin embargo, las horas compartidas contigo eran mi pequeño oasis en la nebulosa de mis tiempos. Mis cartas extensas y cargadas de dramatismo eran confortadas por tus siempre graciosas teorías que no dejaban de ser ciertas a la distancia de los hechos y la objetividad que siempre fuiste capaz de encontrar. No siempre la tenías, pero nunca esperé que fueras perfecto. Eras mucho mejor así.

Tu influencia estuvo siempre en mi mente, tus chistes, tus garabatos, tus inflexiones de voz, tu pasión por los temas divergentes, tu esencia de partyman, tus platos de comida, tu literatura, tu enfermiza inclinación por las causas perdidas y el deseo irredento de hablar en lenguas muertas, te conferían poderes sobrenaturales en mis boquiabiertos recuerdos y la fuerza necesaria para ser mi paz en los minutos de tristeza, de abrumadora realidad o sencillamente para sentirme nuevamente la que fui.

Hubo un quiebre, mi querido amigohermanoamante, que no sé cuándo empezó.  Hubo un minuto en que perdiste la macicez en mi idolatría y te convertiste en simplemente tú. ¿Sería tal vez cuando empecé a hilar más fino nuestra historia? ¿Sería que la alumna superó al maestro en el pragmatismo de los hechos contundentes de la vida? ¿Sería que la simplicidad por la que siempre abogamos se hizo carne y sangre en mí y sólo rito por tu parte?

¿Sería que acaso eras sólo una fantasía obsesa y profundamente anclada en mis recuerdos, traída por la voluntad de no querer perder al que había descubierto y que me había sorprendido tan rotunda y permanentemente? ¿ Existía aquel ser tan fuera de este mundo, exquisito, perfecto, impoluto, ideal? O era como siempre lo discutimos, e infinidad de veces lo concluimos, no existían seres perfectos, sino sólo intenciones perfectas. Que la naturaleza humana era deficiente por esencia y frente a eso no podíamos negarnos. Frases tan decidoras y complejas fueron forjando mi horizonte y mi espera.

¿Cuándo perdiste tu valor? Me perturba ese pensamiento y la pena infinita de sentirte atrapado en una realidad de la que no escapas, incompleta y castrante. Tranzas ideales por migajas ante mis ojos espectantes. Respeto tus puntos de vista, tu espacio y tu verdad, como lo hice siempre, desde el inicio de nuestro tiempo, pero no me calza lo que veo, no me contenta lo que siento. No me gusta el que he descubierto a la luz de los hechos y los conceptos provenientes de mi experiencia, que por arte y magia de tu influencia he sido capaz de concluir.

¿Dónde nos perdimos? ¿Cuándo te perdí? El original, único, valiente, confrontacional, libre, ideal amigohermanoamante se torna difuso y permeable. Se vuelve una caricatura comparado con el que permanece en mis memorias. El que me enseñó del respeto sobre todo de las ideas e ideales, el que me enseñó a creer y que mágicamente me dió alas para volar, prendida a tu espalda y a tus besos, apreciando la pasión como tal y no como producto, conclusión o requisito de nada más. Me niego a creer que sólo existió en mis sueños.

Sueño que te planteo todo esto y más. Buscándote, esquivando lentamente cada escollo y entrando con prisa en cada tema. Me das explicaciones, me imagino, y sólo puedo decirte, sólo quiero decirte, no te vayas, no me expliques nada, sólo vuelve.

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5 comentarios en “Mi Amigohermanoamante

  1. «¿Como una relación tan romántica, se puede convertir en algo tan común; casi al borde de lo patetico?»

    Exelente relato, muy apegado a la realidad; una ficción muy verdadera.

  2. Dar las herramientas para enseñar a volar y ser libre no necesariamente indican que el maestro vuele o se libere. Su libertad radica en lograr su objetivo.
    Vuela, amiga mía y en tu vuelo me liberarás de esta cárcel, que cada vez se me hace más estrecha.

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