Fotografías

de la mano

La niñita sonríe entre nerviosa, asustada y divertida, sin mucha idea de su propia candidez, ni de lo que realmente sucede entre ella, la cámara y el insistente padre de su compañero de clases, que porfía por la instantánea.

Quedan grabados, de memoria, en esa fotografía, que los muestra en un día de verano, sobre el polvoriento patio escolar, antes de la consabida celebración de cada fin de año, donde las madres preocupadas se darán maña para preparar tortas y kuchenes, galletas y sandwiches. Toda suerte de caramelos y bebidas de fantasía para regalar a los pequeños que han logrado llegar, atravesando el final del verano, el otoño helado, el invierno oscuro, la primavera juguetona para llegar a este nuevo verano, íntegros, más grandes, más instruidos.

Todos han aprendido a leer en este tiempo, ayudados de delgadas cintas de cartón por donde pasan las vocales, formando sílabas. Primero, las más sencillas, luego las más complejas. El Silabario Hispanoamericano les ha acompañado con sus historias y sus dibujos algo tétricos para los niños risueños, luminosos,  inquietos, pequeñitos. Algunos han quedado en el camino, pero sólo la maestra sabe bien por qué. Ellos no se preocupan de esas cosas, sólo avanzan despacio y sin miedo, sólo crecen despreocupados, haciendo amigos, de esos eternos y verdaderos, creando recuerdos, de esos perennes y vívidos. Han pasado enfermedades, cuando todos se contagian por uno que ha llegado, y ha compartido su pan con mermelada o su goma de borrar. Han pasado tantas cosas estos ojitos expresivos y cándidos, estas pequeñas personitas que a la vuelta de los años no se reconocerán en las fotografías que el padre del amigo de la niñita insiste en inmortalizar.

Siguen en el mismo lugar el pequeño par y se toman de la mano. Él se muestra serio y adusto, nunca sonreirá en los retratos de celuloide, por más que su mamá insista, ordene, ruegue, le atosigue con besos y promesas. No, él no sonríe. Orgulloso de su reloj nuevo, sus jeans algo gastados pero innegablemente cómodos, tiene su cabeza en otra parte. La niñita en cambio, incómoda en el vestido, profundamente aburrida con la tierra, los juegos y el calor, intenta una sonrisa que por arte de magia brota y llena su carita sorprendiendo. Dos hoyuelos decoran sus mejillas y sus ojos oscuros apenas se muestran debajo de la chasquilla que corona su frente, dándole un aire extraño, entre principesco y desmelenado. 

Se separan avergonzados por las burlas de los otros pequeños, pero de alguna forma felices por haber complacido al padre. Se dirigirán a la mesa a llenarse de bebida, comer apurados sandwiches y tortas de distintos sabores, nerviosos por los humildes regalos que esperan ansiosos, en la culminación del pequeño festín. Sonríen de nuevo, en pequeños grupos, esta vez, con sus cabecitas apenas sobresaliendo del borde de la mesa. Sonríen con sinceridad y ternura, con pequeños dientecitos asomando. Se congelan en este tiempo para siempre y a la vuelta de los años, se enternecerán de sus propias semblanzas, sus mejillas rellenitas, sus ojitos asustados pero curiosos, sus sueños, sus alegrías. Sólo sus alegrías permanecerán en sus memorias.

La niñita de la foto mira a su alrededor y abraza a su amiga del alma. Se dirigen de la mano a casa y olvidarán prontamente todo lo sucedido esa tarde. La felicidad de los regalos se evapora como el sudor de sus pequeñas frentes y treinta años después contemplarán nuevamente sus caritas,  volverán a este tiempo en el tiempo, cuando el niñito serio de la imagen,  con la cara llena de risa ahora, hecho un hombre, comente , ¿ te acuerdas de esta foto?

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6 comentarios en “Fotografías

  1. Que ricos recuerdos de esa época tan fugaz de ahí para adelante todo pasa tan rapido y solo quedan los maravillosos momentos vividos.
    Lindo relato y definitivamente esto es lo tuyo sigue adelante con fuerza.-

  2. ooooooohh me encantooooooó, casi me transporté a ese día, y atrás de nosotros 2 personajes mirando uno (carlos vidal) con risa como diciendo «¡ese es mi amigo! » y el otro como con cara de envidia, y yo, bueno mi expresión dice «háganme ésta po cabritos» ..jaja.

    Compañerita la felicito, de verdad súper.

  3. q choro esos tiempos, cuando uno no hacia mas q estudiar, pero pasa tan rápido, q no se alcanza a disfrutar, cuando ya te sientas con tu familia a mirar las fotos algo roidas por el tiempo….

  4. como se pasa la vida…………dice una canción por ahí. Parece que no pasara pero avanza y sin darnos cuenta nos miramos entonces y ahora y casi no nos reconocemos……..

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