Varios

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Cierra la puerta a esta visita que se aleja y Mary francamente se ríe a carcajadas por toda la situación. En su vida se había sentido más ridícula y complicada. Esta nueva novia de su primo, con aires de adolescente y de comentarios tan poco atinados, le había causado una ataque de risa nerviosa que no podía detener.

Nos sentamos en la mesa del comedor de diario y mientras toma una taza de té y se fuma el quinto cigarrillo de la velada, drásticamente cambia el tema y empieza a hablarme de la mamá de Pancho. No quiere que Gregorio se incomode por nuestras risas y no quiere provocar un round, totalmente innecesario a estas alturas de la vida, pero perfectamente posible conociendo el carácter de su marido.

– Cuando la Pestañita venía, llegaba cargada con una cantidad de leseras, dignas de una princesa de cuentos. Maletas tras maletas, cajas de sombreros llenas de cachivaches y por supuesto su necessaire, que pesaba como cinco kilos y que le dejaba doliendo el brazo cada vez que lo cargaba. Era muy divertida. De todo compraba, de todo se abastecía, porque era como una fiebre para ella esto de tener tanta cosa disponible. Cuando el papá de Pancho salía de «gira» como le decían ellos, se paseaban por todo el país, alojando en los mejores hoteles. La Pestañita se volvía loca en la zona franca y compraba como para un ejército. Cuando cruzamos la frontera juntas y nos fuimos a este pueblo de cuentos que queda aquí al lado, ¡¡qué manera de comprar leseras!! Les pedía plata prestada a mis hijas para seguir comprando, porque ya se había quedado corta de fondos. Era muy divertida. ¿ Te conté que enseñaba a mis hijas a fumar? Y se escarbaba los dientes con esos palillitos, para puro molestar y hacer reír a las chicas. ¡Qué bien lo pasábamos!

Siempre la Pestañita se ufanaba que ella tenía mucho de cada cosa. Varios, decía siempre, y llenaba y llenaba su necessaire con leseras, muestras de cosméticos, perfumes, jabones. Tenía una perfumería completa en su bolso y no le daba nada a nadie. Ahí andaba cobrando sus cosas. Pero a mis hijas siempre les regalaba, pero NO de esos que tenía ella, sino que les compraba aparte. Era muy divertida.

Después que falleció, luego de un cáncer atroz que se le alojó en los huesos y no la dejó jamás tranquila. Si imagínate que estuvo con morfina los últimos meses, eran tantos los dolores. Yo me enteré por Pancho, porque Gregorio, para variar, había discutido con ellos y estábamos alejados. Cuando revisaron su dormitorio, encontraron cajas de zapatos nuevos, sin haberlos usado jamás. Jabones en cantidades, que no te imaginas. champú, cosméticos, perfumes. De todo. Siempre decía que tenía varios. Pero esto era una verdadera perfumería. Pobre Pestañita. No pudimos despedirnos.

Mary me mira como si la mirara a ella, y en su corazón siento que se despide de su amiga y confidente, con la única que pudo hablar siempre francamente de su vida y la única, estoy segura, que sabía toda la verdad.

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4 comentarios en “Varios

  1. Al parecer pestañita era tan personaje como Mary, me las puedo imaginar, una vez mas, entrete la historia, aunque vas a tener que hacer una entrada para contar por qué a Mary le causa tanta risa la novia del primo, ahi debe haber material..

  2. Simplemente maravilloso, que señora tan buena para comprar cosas, el relato muy bueno, da un poco de pena que Mary no se hubiera podido despedir por el alejamiento, seguro que fue por culpa de ese gregorio.-
    Te felicito de nuevo.-

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