Mira la Luna, está Júpiter y Marte al lado de ella. Mira la Luna y escúchame. Estoy aquí. Como la inmensidad de la estrellas, como la firme superficie de la vida, estoy aquí. Existo, soy. Como la Luna, te sorprendo en cada fase; como Marte, ilumino y este Júpiter perdido, ¿quién sabe? . Estoy aquí de cualquier modo. Aquí estoy.
Archivo por meses: diciembre 2008
Vanidades
La señora Chela viene a las cuatro, me acaba de confirmar, dice la asistente, con seguridad y comprueba lentamente si alguien en el salón requiere de su ayuda. Debe ir a comprar algunos productos específicos para la complicada sesión de doña Chela. Galletas y el chocolate de castaña figuran en la lista.
Llega la doña arrojando besos por todos lados, consultando nimiedades y llamando a todo el mundo por su nombre. Se instala como una reina en su trono, y José Miguel, el dueño del salón le planta la última revista de papel couché con la comidilla del espectáculo y de la realeza. Nada menos para ella. Rápidamente, el primer café cortado y las primeras primorosas galletas con forma de girasoles. ¿Qué va a ser esta vez Chelita?, consulta José Miguel con su voz afectada y sus modales felinos, ¿qué hacemos? Un masaje para empezar, ¿qué tal?. Querido, nadie me entiende como tú, partamos por eso, por el momento, pero ¿sabes? quiero cambiar el color. ¡Ah! y quiero un peinado hermoso, como el que me hiciste tres semanas atrás. Tengo una reunión de la oficina, debo ir implecable.
Ohh, querido esas manos, ma ra vi llo sas. Si todo en mi vida pudiese ser así. Qué desgracia, este año no vamos de vacaciones, mi hijo menor entra a la Universidad y con los otros dos, no hubo presupuesto. Mi vida es un infierno, trabajo y trabajo y no puedo ni siquiera darme el gusto de una merecidas vacaciones. Estamos en una crisis económica tan grande, no puedo cambiar mi auto. Esto es realmente imposible, no sé dónde vamos a parar con este gobierno. Ohh, lindo, que fantástico, ahora me siento mejor.
Ya estamos listos por este lado, pasa al lavapelo por favor, vamos a acondicionar un poco. ¿¿Elsita?? Aplica acondicionador por favor, abundante. Pase por acá, repite la asistente. Toma su puesto, inicia el lavado.
Escucha la letanía de la voz de la clienta y de otra, de la misma condición que no paran de hablar de lo mismo, quejándose siempre, hablando pestes de los maridos, ¿para qué se casan? los hijos no tan exitosos como los del vecino, ¿para qué comparar?, qué suerte más perra dice una, qué vida más amarga, dice la otra.
La realidad es tan distinta a lo que sucede en sus mentes, Exhiben un orgullo contenido por la arrogancia disfrazada de desazón y pretenden seguir sufriendo en una vida que es «injusta». ¿Qué queda para mí?. Todo esto es tan absurdo, tan francamente innecesario, piensa mientras se esfuerza en no jalar demasiado el pelo y no herir susceptibilidades, no lastimar antiguas herencias ni rancios nombres, las puntadas de las cirugías ni los olvidados y muchas veces falsos árboles genealógicos, con tanta paciencia y buena memoria formados.
¿Qué pretende esta gente? piensa, mientras acomoda graciosamente la toalla, pasando a llevar involuntariamente los antiguos aros, herencia sin duda de alguna abuela olvidada en el tiempo, conservados de generación en generación o comprados en alguna casa de empeño a buen precio, a alguien que sí los poseía por derecho y que sí realmente colapsó. ¿ A quién quieren engañar? ¿ A quién quieren persuadir?. La solidez de todos sus argumentos no convence a nadie, ni siquiera a los peluqueros mariposones que revolotean nerviosos, con cepillos y secadores, diciendo sólo aha, aha, en una letanía enfermiza y sorda.
La otra parte de la tropa del salón está tan alejada de esta historia, piensa la asistente, mientras recuerda su matrimonio destruido por la pesadilla invivible en que se había convertido. Su vida entera hecha pedacitos y vuelta a armar en esta ciudad caótica e inmensa. Sus pequeños en un hogar de menores, porque no puede cuidar de ellos como quisiera. ¡¡Estos son problemas reales!! quisiera gritarles en su cara, esa es vida real y no la pantomima de opereta que ustedes gozan. Eso quisiera decirles, pero sólo puede ofrecerles otro café y más galletas con forma de girasol, morder su lengua, su traquea, su esófago, hasta llegar a su mismo estómago, porque es insólito, sorprendente e inverosímil. Gastan miles en apariencia, cuando deberían gastar esos miles en sus propias almas. Cada uno gasta en lo que quiere, dirá José Miguel, acostumbrado a este ir y venir. Artista del halago, maestro del camuflaje y genio de la zalamería. Al fin y al cabo, somos todos mercenarios, dirá. Yo también estoy de acuerdo, siente que le replica, yo también tengo un pasado devastador y ruin, pero aquí estamos, y debemos seguir. Embellecer por fuera, con la secreta esperanza de embellecer por dentro, algo. No siempre se puede, no somos magos. Anda niñita mejor, y trae otra toalla, sirve los chocolates, cambia tu cara y, si sonríes, estas mismas veteranas insufribles, vacías y absurdas, te darán una buena propina.