Un Año

«Escribo. Escribo para no olvidar», dice la primera línea de la primera entrada. Hace un año que escribe, inspirada por miles de voces que llegaron al galope a sus oídos y que lentamente fueron tomando turnos para contarle sus historias, para convertirse en letras vivas, en sueños fantásticos y en memorias que van llenando las páginas de ese maravilloso y liberador ejercicio.

La escritora es la traductora de los susurros de todos aquellos que han venido a contarle con calma sus pesares, sus recuerdos y sus vidas. Están todos ahi, Mercedes Pilar, Isabel, Constantino, Esteban, Amelia, Marie, Natasha, los Amantes, Mary, Lucía, Olga, la Mamá, el Navegante, Gloria y tantos otros. Todos ellos han vaciado sus corazones, dictando bajito y en desorden sus historias. Tal vez han sido parcos o muy efusivos. Tal vez  han sido demasiado sinceros o misteriosos. Es asi la vida, llena de emociones y recuerdos que, al traerlos a esta realidad, por alguna alquimia desconocida, se transforman. Aparecen las memorias porfiadas y vívidas. Cobran su importancia a medida que viajan por las palabras y ellas se transforman en estas líneas. Escucha con atención. Toma notas a la carrera. Sueña lentamente, se transporta,  ve paisajes, escucha voces, se llena de aires nunca antes respirados y vive a través de ellos. Personas que son personajes. Personajes que son personas.

En este hermoso viaje no ha estado sola, algunos le acompañan desde el principio, otros se han unido en la carrera. Gracias a Weaber, Cecy, Xica, Polli, Kit, Clemen, PrimeraLluvia, LuisIrles, Alcaudoncillo, Fanou, Dalpasa, Mai, Jpablo y tantos otros que han pasado por estas páginas y dejado amablemente sus impresiones.  A todos ustedes, miles de gracias.

Quedan historias todavia, esperando su turno de ser escritas. Quedan vivencias todavía, esperando ser puestas en estas líneas. Quedan viajes. Quedan miles de viajes.

escribiendo

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