Fue entonces que se decidió. Dobló y arrojó histriónicamente los documentos al otro lado de la cama. Tomó los zapatos de deporte, el polar, los pantalones de escalar, las calcetas de algodón y un par de calzones por si hacían falta y los metió en el bolso. Cerró el laptop con ternura y también le empacó, cobijado por su propia funda color vainilla. Estaba segura. Muy, muy segura.
Revisó el ticket otra vez. Acarició la línea punteada de la tarjeta de embarque. Eran una falta de imaginación esos boletos electrónicos, pensó enseguida. Se acomodó con el libro sobre su falda y comenzó a calentar la cucharilla en el mechero. Iba a ser un largo viaje.
Weaber y Cecy: Si sigue. Paciencia y muchas gracias por sus amables comentarios. Un abrazo 🙂
Bueno, pero muy muy corta quede con sabor a poco.-
y? quede con la duda q sigue, muy cortito…. 😛