Ser

tormenta

Hago una tormenta en un mar de posibilidades y aún no sé adónde voy a llegar con mi existencia, aún no sé dónde convergen mis apreciaciones ni hacia dónde va mi destino. ¿Lo tengo? ¿Quiero tenerlo?

Me despierto en un sobresalto que me vacía el alma y deja mi corazón pegado a mi garganta. Miro a todos lados y sólo veo la ventana y las delicadas hojas del árbol que me protegen desde que tengo memoria, aquella misma memoria que quisiera borrar de un soplido y poder empezar a llenar de nuevo, día a día, al amparo de la experiencia que me precio de tener.

Escucho con atención los latidos de la ciudad y los míos y no logran sincronía. Estoy, existo, soy, pero de una forma diferente, al amparo de la experiencia que me precio de tener.

Hago una tormenta en un mar de posibilidades y aún no sé adónde voy a llegar con mi existencia.

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Amnesia

No consigo recordar qué es un hada, afirma con dificultad, relegando sus pensamientos al otro lado de su mente. Mira a su alrededor, sin ver, sin darse cuenta de ningún detalle y escucha su propia voz repitiendo la frase.

En un esfuerzo absurdo, abre sus ojos de nuevo, pero la respuesta es la misma. El blanco opaco de la habitación le inunda suave y se tranquiliza por instantes que van y vuelven como un carrusel animado y silente, que le confunde. La luz entra a raudales. Sigue sin encontrar consuelo, sigue sin dar con una mísera clave, un camino, una pista que le indique dónde quedó todo. El aroma del aire es diáfano y delicado, profundo y sereno. No hay caso, no consigue hilar nada. Todo a su alrededor es ajeno, todo a su alrededor es nuevo. De pronto cae en cuenta que todo, además, duele. Se acerca el médico y le entrega el resultado.

Broken Wings

Es verano. Tórrido, seco y luminoso . Me despido de mis compañeros de trabajo y lento avanzo en dirección al río. Ese río transparente y verdoso por el reflejo de los árboles que inundan la cañada, que han estado desde tiempo ignotos deshojándose lentamente para crear el barro negro y espeso que está en todas la riberas. El olor de los eucaliptus, añosos, gigantes, pausados, suaves es el olor del río también. Están unidos en una simbiosis colectiva y secreta que da paso a uno para que exista el otro.

Lento me sumerjo en las aguas. A esa hora ya casi no queda nadie y la corriente sonora deja ver las piedras del fondo y refleja perfecto la luz del atardecer. Sólo el río, el sol y yo…. Nado despacio sin hacer ruido, me dejo llevar por la corriente en una escena sensual y de ensueño. Me sumerjo, subo, vuelvo a nadar y vuelvo a sumergirme, lento, saboreando, estirando mis extremidades, dando lentas brazadas. La presencia de este elemento es tan sedante para mí… Disfruto; me acunan las aguas, me arrastran graciosas y sonoras. A lo lejos se escucha un gentío.

Me detengo en la mitad de mi nado y miro fastidiada quién interrumpe mi minuto de unidad con el universo. Hay un festival esa noche y las personas que llegan prueban los equipos de amplificación. Me alejo a un lugar más callado, pero es inútil. De pronto se produce un alegato, aquel que estaba encargado de traer las cintas para probar los equipos las ha olvidado. Necesitan urgente algún disco para equalizar. Hay uno que se ofrece a cantar, pero es desechado al instante. Me pregunta uno de aquellos si tengo algo de música que les pudiera prestar. Me acerco a mi bolso y le alcanzo un gastado cassette. Me mira el tipo y sin que haga comentario alguno, le indico , si no le gusta, me lo devuelve y ya.

Acerca la cinta al de la consola y yo vuelvo al agua. Un último chapuzón antes de regresar caminando cuesta arriba para llegar a mi casa. Aún hace calor. Me sumerjo nuevamente y al sacar mi cabeza del agua suena atronador con la maravillosa acústica del lugar: take this broken wings and learn to fly again learn to live free, when we hear the voices sing the book of love will open up and let us in….No hay más que este minuto mágico con el estéreo a todo volumen, la cadencia de la voz, el suave vaivén del río y la corriente seductora  que me arrastra despacito, como me lleva esta música, a un mundo diferente y único. Este día, más que entregar las alas rotas, me encuentro con las mías propias, y reinvento la que he sido, para convertirme en la que soy.