Hago una tormenta en un mar de posibilidades y aún no sé adónde voy a llegar con mi existencia, aún no sé dónde convergen mis apreciaciones ni hacia dónde va mi destino. ¿Lo tengo? ¿Quiero tenerlo?
Me despierto en un sobresalto que me vacía el alma y deja mi corazón pegado a mi garganta. Miro a todos lados y sólo veo la ventana y las delicadas hojas del árbol que me protegen desde que tengo memoria, aquella misma memoria que quisiera borrar de un soplido y poder empezar a llenar de nuevo, día a día, al amparo de la experiencia que me precio de tener.
Escucho con atención los latidos de la ciudad y los míos y no logran sincronía. Estoy, existo, soy, pero de una forma diferente, al amparo de la experiencia que me precio de tener.
Hago una tormenta en un mar de posibilidades y aún no sé adónde voy a llegar con mi existencia.