Dobla con cuidado el documento y empaca las cosas, una a una. Se le atasca el cierre de la maleta. Trastabilla y cada prenda es un dolor, pero debe hacerlo. Corazones dibujados en la mesa, después de cenar. Corazones latiendo acompasados en las noches de invierno. Un horizonte y un para siempre. Un corazón que con el tuyo se pierde. Así era y así había quedado en su mente. Los agravios, la enfermedad, las preguntas sin respuesta, las tardes en soledad. Todo se había perdido de sus recuerdos. Sólo un horizonte y un para siempre quedaban presentes. Había logrado destrabar el cierre.
El día avanza al compás de la melodía, que se parece extrañamente al latido de su corazón. Corazones que paran y dan. Eso habían sido. Habían parado y dado, dado hasta que ya no hubo nada más que dar. Quiero, más que nada sé que quiero, más allá te quiero y siento que no viviría otra vida sin ti. Sin embargo, esta vida urge vivirla. Está ahí, de pié, con una montaña de recuerdos que no sabe dónde poner. En cada lugar estaban juntos. Ahora hay sólo espacio y melancolía, sólo dolor y rabia. Sólo un intenso ¿por qué?
Recorre las cajas del clóset nuevamente, los zapatos nuevos, las blusas todavía con su olor. Las fotografías, el recuerdo, las peleas, ahora sin sentido, los cosméticos, los perfumes. Su vida entera guardada con cuidado en ese armario, mientras él va lentamente eliminando los vestigios de la suya. Siento que no viviría otra vida sin ti, ¿ves?
Cierra la puerta, mientras la canción sigue latiendo en su cabeza. Hay corazones y corazones y cada cual latirá sus pasiones.
Con cada muerte de alguien que nos rodea se nos va un poco de nuestra vida, más rápido.
Saludos.
Kokichuelo: Muy bienvenido(a) a este blog. Muy ciertas tus palabras. Gracias por pasar. Saludos
Hermoso.
Fanou: Qué linda sorpresa tu visita. Muchas, pero muchas gracias por pasar. Un abrazo
Ese instante posterior a la muerte de un ser querido, cuando uno se enfrenta a la ausencia en la soledad del hogar compartido es terrible. Y darte cuenta que la vida sigue, a pesar de todo. Y has conseguido trasmitirlo con emoción.
Raymundo: lo que empezó como una canción derivó en esta historia triste pero creo que esperanzadora. El amor es eterno, va de la mano con la memoria y los recuerdos. Prescindir del día a día es lo que cuesta, cuando nos habíamos acostumbrado a que en lo bueno, era doblemente bueno y en lo malo, sólo la mitad.
Saludos y gracias por pasar a visitarme.
Emotivo relato que te hace meditar un rato sobre lo efímero de todo y lo importante de aprovechar el momento.
Me alegro de la idea que habeis tenido y gracias por compartirla con nosotr@s.
Salut
Micromios: siempre he creído que este instante que estamos viviendo… ya se ha ido. Así de frágil y finito es este universo. «La vida es hoy» y todas esas consignas suenan fuerte en mis pensamientos y en mi corazón. Nunca es bastante decir te quiero, nunca es bastante decir gracias.
Un abrazo y el agradecimiento por tus comentarios siempre oportunos.
Querida Anne: me siento profundamente honrada con tus palabras. Me había costado un poco volver «al ruedo», porque las emociones se me agolpaban por montones, con todas las imágenes del terremoto y eso. Pero estoy aquí y creo que volveré a estarlo con la regularidad que debo. Si no escribo, se me arma un nudo de cosas y además ¿cómo prescindir de tan buenos amigos?.
Un abrazo y miles de gracias por tu comentario.
¡Que texto tan emotivo chrieseli! La muerte retratada a través de la tarea tan dura de empaquetar los objetos personales del que se ha ido. El olor que persiste ,vivo, en el tejido de la ropa,¡que duro es esto!, la melodia, los corazones dibujados en la mesa…Has conseguido emocionarme. Es mi mejor cumplido.
Un abrazo,
Ah! me encanta la imagen de la cabecera…qué lugar precioso!
Claudia: A veces lo que nos separa del amor no es sólo la muerte.
Te agradezco tu visita y espero que sigas disfrutando de esta bitácora. La autoría de la fotografía no es mía, soy negada para las fotos. La gran mayoría son obra y gracia de google/imágenes. Cuando consigo los nombres de los autores, los incluyo, como debe de ser, pero no siempre sucede.
Espero verte seguido por aqui. Un abrazo,
Buhhh! Se me escapó una lágrima. Será que desde chica mi peor miedo fue encontrar el amor y que se me muera que todo ese tipo de historia (bien presentadas, como la tuya) me conmocionan tanto que me arrancan como mínimo, una lágrima. Precioso el relato Chrieseli. Insisto en qué lindo que fue descubrirte!